jueves, 12 de noviembre de 2009

El racismo contra los árabes en Israel

Amos Yarkoni fue un árabe israelí y un héroe nacional de Israel. Ha sido uno de los pocos árabes en haber recibido la Medalla de Servicio Distinguido del Ejército Israelí, e incluso perdió un brazo en batalla contra sus hermanos árabes. Para todos los efectos, Yarkoni fue un traidor a su pueblo, a su raza y a su religión. Yarkoni colaboró descaradamente con el ejército invasor de su país, que esclavizó, masacró y despojó de sus tierras ancestrales a su nación, los palestinos. Chistosamente, los judíos al final lo traicionaron a él. Tras su muerte, las autoridades judías se opusieron a que Yarkoni fuera enterrado junto a otros militares en el cementerio nacional de Israel porque los judíos no pueden mezclarse con los no-judíos. Un amigo de Yarkoni compró un lote al lado del cementerio y, de esta forma, Yarkoni fue enterrado "cerca" del cementerio nacional, pero no en él, como un perro.
El trato que ha realizado el Estado de Israel hacia los no-judíos e incluso hacia los judíos de piel morena es uno de los tratos más racistas, discriminatorios y humillantes que cualquier estado haya aplicado en la historia.
Los árabes que quedaron dentro de las fronteras conquistadas por Israel en 1948 y 1967 adquirieron la nacionalidad israelí, pero desde entonces fueron tratados como ciudadanos de segunda clase. Los campesinos árabes fueron incapaces de competir frente a los judíos que recibían subsidios estatales y muchos debieron vender sus fincas, convirtiéndose en peones de construcción, trabajadoras domésticas, maquileros y otras labores de baja calidad y bajo salario. Los árabes fueron convertidos así en la mano de obra barata, en la escala social más baja de la sociedad israelí, sumidos en la pobreza y en la miseria. Esto causó un severo drama psicológico para los otrora orgullosos árabes, especialmente los campesinos que labraban su tierra (en muchos casos heredadas desde muchas generaciones atrás) y fueron despojados de ellas, ya fuera porque eran incapaces de competir con los adinerados y subsidiados terratenientes agrícolas judíos, o porque eran confiscadas como sucedió en los años '70 en Galilea en un esfuerzo del gobierno israelí por judaizar el territorio. Las protestas contra el robo de tierras palestinas por parte del gobierno terminó con la muerte de seis árabes inocentes.
En 1957 se produjo la masacre de Kafr Qasim, cuando 47 campesinos árabes fueron acribillados por soldados israelíes por haber roto el toque de queda contra la población árabe de la época. Los campesinos no estaban informados del sorpresivo toque de queda, pues se encontraban alejados de las ciudades trabajando la tierra para los judíos.
Sin embargo, el racismo israelí no se limita solo a los árabes, sino a los otros judíos. A los samaritanos (1) se les trata casi tan mal como a los palestinos, e incluso el Estado de Israel ni siquiera los considera judíos. Los negros falashas (judíos etíopes) representan actualmente la carne de cañón del ejército israelí y la mano de obra barata. Generalmente trabajan como peones de construcción y otras labores no especializadas, apenas por encima de los palestinos. Por encima de los judíos negros se encuentran los mizrai (significa egipcio en hebreo y se refiere a todos los judíos provenientes de países árabes, los cuales son fuertemente discriminados y humillados diariamente). Estos mismos mizraíes han denunciado internacionalmente el trato discriminatorio que sufren por parte de la población "blanca" israelí, como los judíos asquenazíes.
Pero volviendo a los árabes, incluso ha habido propuestas por parte de parlamentarios israelíes para declarar ciertas zonas exclusivamente judías donde no se admitían árabes, así como declarar a Israel un estado totalmente judío en donde se transfiera forzosamente a la población árabe fuera del territorio, eliminar el estatus del árabe como idioma co-oficial de Israel, etc. Asimismo, se ilegalizaron recientemente varios partidos árabes por el crimen de no reconocer a Israel como un estado exclusivamente judío.
Pero mientras hubo una campaña internacional porque Sudáfrica eliminara el Apartheid, así como protestas interminables porque los Estados Unidos eliminaran la segregación racial, y bien sabemos lo que le sucedió a la Alemania Nazi cuando intentó expulsar a todos los no-germanos y generar lugares exclusivos para germanos, a pesar de que Israel tiene una actitud virtualmente idéntica hacia los no-judíos.
Cuando los judíos comenzaron sus ideas sionistas para la fundación de un Estado, sopesaron como posibles opciones diferentes países además de Palestina, entre ellos Uganda y Argentina. En todos los casos buscaron crear las mismas leyendas históricas ridículas e improbables. En el caso de Uganda, aseguraban que fue un antiguo reino de los judíos falashas (etíopes) africanos fundada por el hijo del Rey Salomón y la Reina de Saba. En Argentina, aseguraban que existió una antigua colonia sefardita desde los tiempos de la colonia. En Palestina, los judíos justificaron la conquista del territorio afirmando que una antigua civilización judía existió en el país en antiguos períodos históricos.
Bien sabemos que la mayor parte de lo que hoy es Palestina estuvo habitada por muy diferentes pueblos, no solo por el hebreo, entre ellos cananeos, filisteos, idumeos, arameos y otras naciones de diferentes etnias, por lo que los hebreos eran sencillamente uno más de los muchos pueblos que habitaban la zona. Los palestinos modernos son el resultado de la mezcla entre los conquistadores árabes medievales y los pueblos semitas de la zona: cananeos, filisteos, arameos, etc., que habitaban la misma zona miles de años antes que los hebreos llegaran al territorio, por lo que los palestinos tienen mucho más derecho sobre la región que los judíos.
Aún más, los judíos modernos aseguran que la región fue prometida por su Dios a Abraham y sus hijos tras la realización del pacto, pero no fue hasta la llegada de Moisés y las doce tribus hebreas expulsadas de Egipto que los judíos masacraron a la población nativa de Palestina por primera vez (como fue el caso de la masacre de los medianitas mencionada en el libro del Éxodo), y eventualmente establecerían un reino judío en el territorio, gobernado por reyes como Saúl, David y Salomón, en constante guerra contra los filisteos -los nativos de la zona- tan mencionados en la Biblia como Goliath y Dalila, siempre presentados como villanos a pesar de ser los nativos del territorio defendiéndose de la invasión hebrea, de forma similar a los modernos palestinos.
Los reinos judíos caerían bajo el dominio de los babilonios, persas, asirios y romanos. Los romanos cambiarían el nombre de Israel por Palestina, que en latín es equivalente a Filistea, en un esfuerzo simbólico por devolver el nombre original al territorio para insulto de los judíos. Posteriormente, los árabes del Imperio Islámico le quitarían el territorio a los romanos bizantinos, que permanecería bajo dominio musulmán hasta la derrota otomana de la Primera Guerra Mundial, en que pasaría a manos británicas. Luego se daría la fundación de Israel, arrebatándole el territorio que por derecho correspondía a los árabes palestinos que eran la nación autóctona del lugar y que llevaban miles de años habitando el país.
Los argumentos sionistas son tan falaces y ridículos que no resisten el menor razonamiento lógico de cualquier persona adulta razonablemente inteligente. Veamos:
Palestina es la tierra ancestral del pueblo judío y alguna vez perteneció a este, durante la época del antiguo reino de Israel.
Aún si se admitiera que alguna vez hace dos mil años el territorio de Palestina perteneció a los judíos, esto no les da derecho sobre él actualmente. Usando esa lógica, España podría reclamar soberanía sobre toda Hispanoamérica; Italia podría reclamar soberanía sobre todo el territorio del antiguo Imperio Romano, desde Gran Bretaña hasta Arabia; o los indígenas americanos podrían expulsar a todos los no-indígenas de América aduciendo que alguna vez el continente les perteneció a ellos.
Palestina es la tierra prometida del pueblo judío. La tierra dada por Dios a los judíos.
Nuevamente, utilizando esta lógica, cualquier grupo religioso del mundo podría perfectamente reclamar que éste o aquel país es su tierra prometida, y por ende, que tienen soberanía sobre dicho territorio. Por ejemplo, los mormones podrían aducir que tienen derecho a independizar Utah de los Estados Unidos por ser éste Estado mayoritariamente mormón, o aún más, ya que Joseph Smith, el fundador del mormonismo, fundó dicha religión en Nueva York, entonces los mormones podrían argumentar que Nueva York les pertenece. De forma análoga, los wiccanos podrían decir que, debido a que Wicca es una religión basada en las creencias de los antiguos celtas, tienen derecho a transformar a Irlanda en el primer Estado Wiccano, y así sucesivamente. Utilizando la lógica religiosa sionista, cualquier grupo religioso podría reclamar soberanía sobre cualquier parte del mundo.
Los judíos han sido perseguidos a lo largo de la historia y merecen tener una patria que los proteja de dichas persecuciones y poner fin a la diáspora judía.
Supongamos que efectivamente los judíos han sufrido persecuciones a lo largo de la historia e incluso hayan sido víctimas de uno que otro genocidio, así como de una diáspora mundial. ¿La solución al problema es generando un problema virtualmente idéntico pero cambiando el grupo étnico? A partir de la fundación de Israel en 1967, los palestinos perdieron su tierra. Son un pueblo sin Estado, sin patria, provocando una diáspora palestina internacional y un severo problema humanitario con los miles de refugiados palestinos. Así pues, la solución al problema de la diáspora y la discriminación hacia los judíos se logra generando un problema virtualmente idéntico pero con los palestinos.
Y en todo caso; ¿Qué acaso los kurdos no han querido independizar su territorio ancestral, Kurdistán, desde hace siglos? ¿Qué acaso los sikhs no han tratado de independizar su territorio, Punjab, desde hace décadas? ¿Qué acaso los tibetanos no han buscado liberar a su país de la brutal invasión china de 1950? Con la gran diferencia que los kurdos son el grupo étnico mayoritario de Kurdistán, los sikhs son el grupo religioso mayoritario de Punjab, los tibetanos son el grupo étnico mayoritario del Tíbet, y los judíos NUNCA FUERON EL GRUPO ÉTNICO MAYORITARIO DE PALESTINA. ¿Por qué kurdos, tibetanos y sikhs, que también han sufrido persecuciones, genocidios, matanzas y discriminación no tienen derecho a la soberanía de sus países ancestrales y los judíos sí?
Y ahora, con la llegada al poder de Benjamín Netanyahu (tan radical que hasta Ariel Sharón se salió del Likud por su extremismo), quien en reiteradas ocasiones ha manifestado su oposición a la existencia de un Estado palestino y su apoyo a la creación de asentamientos judíos en tierras palestinas, el panorama es cada vez más triste. Netanyahu se opone a la existencia de un Estado palestino y eso nos hace peguntarnos: ¿Qué otras opciones hay para resolver el problema de los palestinos si no es la independencia?
Las únicas opciones son:
1) Darle ciudadanía plena a los palestinos dentro de un Estado multinacional federal similar a Yugoslavia, donde Israel dejaría de ser un Estado judío. Esta opción está completamente descartada, sería peor que la creación de dos Estados.
2) Erradicar a la población palestina, pero aunque probablemente es lo que Netanyahu desearía, no puede hacerlo porque entonces confrontaría la ira del mundo árabe y quizás de algunos aliados que estarían menos proclives a ayudarlo.
3) Mantener a la población palestina como ciudadanos de segunda clase, como parias sin derecho dentro de la sociedad israelí. Esta es la más probable de todas las opciones.
Las encuestas apuntan a que quizás Hamás gane las elecciones presidenciales palestinas venideras. Esto a pesar de que Israel cometió una masacre en Gaza como represalia por ser gobernada por Hamás. Hamás, a diferencia del Fatah, que es un partido títere de Israel cuyos líderes como Mahmud Abbas son simples virreyes de los judíos, sería un partido que podría devolverle el orgullo al pueblo palestino si este lograse sobrevivir la maquinaria asesina de Israel.
¡BASTA YA DE HOLOCAUSTO PALESTINO!
(1) Curiosamente los judíos, como suele suceder, no se llevan unos con otros y el reino judío se dividió en dos: Judea, con capital en Jerusalén, e Israel, con capital en Samaria. Aún hoy los samaritanos son vistos como una raza inferior por los judíos que los conisderan falsos judíos. De allí que el Nuevo Testamento realizara muchas parábolas donde los samaritanos eran presentados como buenos, porque era una forma en como los cristianos buscaban mostrar la compasión universal: judíos y samaritanos se odiaban, y el que un samaritano ayudara a un judío era un concepto radical, como en la parábola del Buen Samaritano.
Matt Marshall

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